"En los últimos tiempos la prensa se ha ido tabloidizando para bien o para mal", hace dos semanas, María de las Heras publicó en Milenio que los periodistas -sorprendentemente- gozamos de gran prestigio. Aparecemos con 58% de opiniones bien y si lo vemos al revés, somos los que menos malas opiniones tenemos, sólo 14%, estamos por abajo del Ejército y no sé si sea muy honroso estar muy cerca de Norberto Rivera Carrera, por que dice cardenales, 37%."
En cuanto a casos polémicos donde hay que decidir se publica o no se publica. El ex director de Chilango recordó la noticia de que había sobrevivido el guardaespaldas del adolescente Fernando Martí, secuestrado y asesinado en julio de este año, al ataque de secuestradores. Las autoridades ocultaron que el guardia del hijo del empresario había sobrevivido al ataque donde presuntamente participaron policías federales. Sin embargo, El Universal publicó en su primera plana que el escolta sí estaba vivo y se había convertido en un testigo protegido.
Sobre este asunto pregunto: "Qué pasaría si llegara el procurador de Justicia del DF y nos dijera: saben qué: el guardaespaldas no está muerto, es testigo protegido, pero no lo publiquen, lo van a poner en riesgo... Es gracias a los medios que sabemos de este caso, así que tenemos que responder: Cada quien tiene su papel, el nuestro es informar, el de ustedes protegerlo".
Para concluir enfatizó que hay que ponerse a debatir sobre las palabras amarillismo y sensacionalismo. También propuso que en su lugar se colocaran las palabras buen periodismo y periodismo no-bien hecho. Bajo esta perspectiva consideró que deberían abordarse los riesgos de la profesión de informar, el papel de los medios y nuestro papel como gremio desde tres puntos de vista:
1. En entorno al oficio, creo que deberíamos ser más corresponsables de la educación inicial y la educación continua. En Estados Unidos se publicó que los estilistas tienen mayor proclividad a tomar cursos de actualización que los periodistas.
2. Pongamos una sección cotidiana de las correcciones y hagamos un balance anualizado de nuestros errores. No hay que fijarnos nada más en los equívocos de los demás, si no también el nuestro.
3. Cerremos las historias. Luego hay coberturas que se quedan abiertas y desfasadas por el siguiente escándalo, la siguiente coyuntura.
4. No compremos tan aprisa las versiones del gobierno. En estas crisis de repente le damos a las fuentes gubernamentales una manga ancha en cuanto a testimonios.
5. Cubrámonos unos a otros. tenemos que hacer más cobertura de los periodistas en los propios medios. Defendámonos.
6. Abramos los medios a quienes nos consumen. Más espacios para opiniones del lector, la participación activa de los lectores en las juntas de redacción y no esconder las réplicas en la página 26 hasta abajo.
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