
Aquí un par de historias que nos llegan desde Michoacán y Veracruz, todas con la misma temática: balaceras descontroladas llevadas a cabo por el crimen organizado sobre las que el gobierno no tiene ningún control.
Michoacán y La Familia
michoacan_la_familia El día sábado 11 de julio, a las 7.00 am la ciudad de Apatzingán, Michoacán se despertó con el ruido de balas y granadas. Se trataba de una emboscada de sicarios que atacaban a miembros de la policía federal alojados en el hotel Posada del Sol en el centro de la ciudad.
La polícia municipal, federal y el ejército se ocupo de cerrar el área durante toda la mañana, más se permitio el paso de peatones que miraban sorprendidos los muchos impactos de bala en los locales comerciales de los alrededores.
Lo que me hizo decir HECF fue que en ningún periódico, ni municipal ni estatal, y tampoco en los noticieros, se mencionara sobre esto. Únicamente se mencionaba de pasada que 8 municipios habían pasado por lo mismo también este día, pero al parecer nadie quiere dar detalles de lo sucedido. Alrededor de las 2 de la tarde mis padres se dirigían por la autopista de cuatro caminos a morelia, cuando más o menos a la altura del kilometro 119, antes de llegar a la caseta de Taretan, se encontraron con 4 patrullas que venían del norte.
Estas unidades se encontraban balaceadas y en el peor estado, pero eso sí, iban como alma que lleva el diablo escapando sin importarles las llantas ponchadas que llevaban. Una de ellas quedó tirada al borde de la carretera, con algunos polícias heridos resguardandose de la lluvia de balas que caían de los peñascos cercanos. Para los civiles que circulaban en ese momento la autopista fue una verdadera sorpresa encontrarse en medio de tal enfrentamiento, y no pudieron hacer más que orillarse, protegerse dentro de sus vehiculos y esperar a que todo terminara.

Un kilometro más adelante una veintena de vehículos detenidos esperaban atemorizados de las balas que pasaban zumbando sobre sus cabezas. Un hombre resulto herido, y por lo que dijeron otras personas ahí congregadas, había más.
Finalmente mis padres lograron salir de ahí, y dirigirse hacia la caseta donde pidieron ambulancias para los heridos que habían quedado atrás. Que sorpresa nos llevamos todos al ver que en los periódicos mencionaban muy poco al respecto, y que exageraban los hechos.
Hazme el favor, y todavía Godoy se atreve a decir que “hay que guardar la serenidad”. No tiene ni idea del terror en el que vivimos nosotros que estamos en medio de una guerrilla que no nos corresponde.

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