
No hallan como, sufren las ilustres eminencias del malabarismo cortesano para llevar a la PGR a quien el presidente ha nombrado.
¿Sensibilidad para recular ante la nutrida oposición?. No
¿Dignidad para asumir el rechazo y autodescartarse?. No
No, porque el ADN del político mexicano se teje sobre hilos de inmarcesible inmoralidad: "...haiga sido como haiga sido".
Pero sí, debería siempre haber una primera vez.
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